martes, 19 de marzo de 2013

... y los sueños, sueños son.

óleo sobre lienzo "El sueño/Le rêve" de P. Picasso, 1932
Es verdad; pues reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición,
por si alguna vez soñamos:
y sí haremos, pues estamos 
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar.
Sueña el rey que es rey y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso que recibe
prestado, en el viento escribe;
y en cenizas le convierte
la muerte (¡desdicha fuerte!):
¿y hay quien intente reinar
viendo que ha de dispertar
en el sueño de la muerte?
Sueña el rico en su riqueza
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? un frenesí.
¿Qué es la vida? una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño,
que toda la vida es sueño
y los sueños, sueños son.

LA VIDA ES SUEÑO 
(escena XIX) 
Pedro Calderón de la Barca (1600-1681)

lunes, 23 de enero de 2012

¡Hola!

¡Hola!

En fin, aquí estoy escribiendo en algo donde jamás había pensado escribir. Simplemente me registré para poder dejar algunos comentarios y poco más.
Creo que me he decido ha escribir por los mismos nervios que tengo antes de un examen en el que sé que me van a crujir, que lo llevo "no todo bien que quisiera" (que así queda más bonito) pero que tampoco es algo irreparable, espero.

Pues bueno, escrito lo escrito, doy inaugurado mi blog. Espero no tardar en volver a escribir. En la próxima entrada hablaré del por qué tengo relojes de avatar.

Pequeños lectores nocturnos no sean vampirillos, sueñen húmedamente, bonito y bien. ;)

Mil besines.


P.D.: os dejo con este grabado japonés, que como iréis comprobando es una de mis muchas pasiones. Este grabado, de la escuela de Ukiyo-E, me parece de una delicadeza, una elegancia y de una sensualidad apabullante.